Lagos

Lagos: La ciudad de todos los descubrimientos

No podía ser de otra forma: las playas son las que atraen al municipio de Lagos una cantidad enorme de turistas nacionales e internacionales, principalmente durante la temporada alta. Los meses de julio, agosto y septiembre se viven a tope en Lagos, aunque el encanto de esta ciudad y sus características singulares invitan a quedarse por más tiempo, a aprovechar la llegada de la primavera o a disfrutar de los tranquilos días de septiembre y octubre a la orilla del mar.

 

Toda la línea costera de Lagos es de una belleza única. Durante la visita a esta ciudad tan especial es obligatorio conocer la bahía que entra a la ciudad, Meia Praia con su extenso arenal, las playas de Batata y Pinhão, D. Ana, el puerto de Mós y otras playas más pequeñas, algunas de difícil acceso y por eso mismo preferidas por quienes buscan un contacto sereno con la naturaleza.

 

Desde tiempos inmemoriales, éste ha sido un punto poblacional importantísimo, tanto que hace más de dos mil años se estableció el primer asentamiento. A lo largo de los siglos Lagos fue, por ejemplo, la Lacobriga romana y Zawaia, el puerto de los moros. Cuenta la historia que la Orden de Cristo se enfrentó en una guerra contra los musulmanes en el mar y que el responsable de dicha guerra, el Infante D. Henrique, también conocido como el «Infante de Sagres» o el «Navegador», se instaló en Lagos y nunca más volvió a salir de aquí. En 1434 Gil Eanes partió de Lagos rumbo a otros continentes. Por todo esto es justo afirmar que fue aquí que se forjó la gran epopeya de los descubrimientos. A lo largo de los siglos Lagos, un puerto estratégico e importante punto de comercio, sufrió muchos abandonos y vicisitudes. Por ejemplo, el 1º de noviembre de 1755 fue azotada por un gran terremoto, seguido por un maremoto que barrió gran parte de la ciudad y sus alrededores. Aún así, evolucionó en una convivencia armoniosa y supo recuperar y mantener la cultura viva, moderna y cosmopolita que la caracteriza en la actualidad.

 

Las murallas de la ciudad, con sus torres, son imponentes. Al inicio de la Avenida dos Descobrimentos, junto al muelle de Solaria, el pequeño Forte de Ponta da Bandeira es uno de los espacios en los que suelen confluir el pasado, el presente y el futuro. Al interior de las murallas, las instalaciones de la antigua aduana, el antiguo mercado de los esclavos y lo que fuera la galería del regimiento se han convertido en espacios de consagración de las artes, donde exponen artistas oriundos de la ciudad y de otras latitudes. 

 

En centro histórico de la ciudad de Lagos es de los mejores conservados del Algarve. Durante todo el año, muchos turistas recorren sus antiguas y preservadas calles y admiran los monumentos más significativos. Es importante visitar las iglesias de S. Sebastião y Sto. António, que tiene un interior de un riquísimo tallado dorado del siglo XVII, y el Museo Municipal, que tiene una sala de arte sacro con vestiduras del siglo XVI y ricas imágenes de madera, mármol y marfil del siglo XVII. Frente al antiguo ayuntamiento se encuentra la estatua de D. Sebastião del escultor João Cutileiro, que propone una reinterpretación de la figura del rey que convirtió a Lagos en ciudad en 1573. Esta y otras obras de arte público, como las esculturas contemporáneas de Xana, artista local, conviven con construcciones de varias épocas que dan testimonio de los períodos históricos que atravesó la ciudad.

 

El Centro Cultural, un enorme edificio antiguo que ha sido recuperado, la biblioteca Júlio Dantas y la recientemente renovada Casa do Espingardeiro, todos en el centro histórico, son otros de los puntos culturales que dan fe de la vitalidad de Lagos. En verano, el Auditorio Municipal es el escenario al aire libre de los espectáculos que enriquecen las noches citadinas. Más tarde, las calles donde se ubican los restaurantes, bares y discotecas se llenan de gente y no es exagerado afirmar que la intensa actividad nocturna de Lagos tiene fama en las cuatro esquinas del mundo. La Marina de Lagos sirve principalmente como puerto donde atracan las embarcaciones de turismo, aunque sus bares internacionales y la magnífica vista que ofrece también hacen que este lugar sea bastante animado.

 

Las tiendas que abundan en el centro de la ciudad son incontables e irresistibles. El comercio tradicional ofrece, entre muchos otros, piezas de diseño contemporáneo, moda, joyería en plata y piedra, productos gourmet y vinos de calidad. Para recobrar fuerzas, las terrazas de las cafeterías y los restaurantes invitan a descansar bajo el sol y a degustar la excelente gastronomía del Algarve, basada en pescado y mariscos frescos. Como postre recomendamos el Dom Rodrigo y el Doce Fino, hechos a base de huevos y almendras de las almendreras tradicionales de la región y unas verdaderas piezas de artesanía. Estos reyes de los dulces regionales son protagonistas de la feria-concurso Arte Doce que se celebra todos los veranos en Lagos.

 

Es posible ampliar el paseo a otros escenarios sin salir del municipio. Por ejemplo, la mítica Ponta da Piedade, vista desde la tierra o el mar, proporciona un paisaje sin igual. La albufera de Odiáxere, más conocida como Barragem da Bravura, ubicada entre Lagos y Monchique, es una reserva de agua y un lugar privilegiado para el ocio y la relajación. En el bosque de Barão de São João, en el camino hacia Vila do Bispo, es posible conocer múltiples especies botánicas exóticas, originarias de todas las partes del mundo a las que llegaron los portugueses. En Páscoa, la parroquia de S. João hace las delicias de propios y extraños con su Feria de Folar e da Gastronomia Local.

 

Al regreso de esta ciudad, que alguna vez se especializó en la pesca y las conservas, son pocos los barcos que aún atracan para subastar, junto a la marina, el pescado que llega al mercado municipal. Por su parte, los pescadores reinventaron su trabajo y se organizaron en puestos ubicados en puntos estratégicos para ofrecer paseos en bote a los turistas que se extasían frente a la costa de Lago y sus grutas de formas sorprendentes, verdaderas maravillas naturales.