Praia da Luz

Praia da Luz: descanso para todas las edades

A siete kilómetros de la sede municipal, Praia de Luz era una playa mucho antes de ser oficialmente un pueblo. Aunque creció más allá del arenal, sigue siendo una de las más bellas y por tanto una de las más visitadas del municipio de Lagos.

 

El pueblo de Luz, que siempre ha sido una aldea de pescadores, tiene una larga historia que data por lo menos desde el período romano como lo atestigua la estación arqueológica, situada junto a la Avenida dos Pescadores, donde se conservan las ruinas de lo que habría sido un complejo romano con zona de balneario, mosaicos característicos e incluso tanques para salar peces. En la cima del acantilado, con una vista privilegiada sobre el mar, se encuentra un fuerte del siglo XVII que ha sido convertido en restaurante. La decoración concuerda con el espacio y los platos característicos de la región dan nueva vida a este espacio. En el mismo centro del pueblo, la iglesia da Luz de Lagos, de donde proviene su nombre, es el resultado de la reparación que se efectuó con las contribuciones de los ciudadanos tras el terremoto de 1755.

 

Frente al mar es posible identificar las características de las rocas que enmarcan Praia da Luz. Es precisamente por esas características que una de ellas ha cobrado fama: la Roca Negra, una formación de origen volcánico en medio de otras de formación calcárea, que se distingue de las demás por su color oscuro. 

 

Prácticamente durante casi todo el año, pequeños emprendedores nacionales y extranjeros instalados en esta playa ofrecen la posibilidad de practicar deportes náuticos como el windsurf y el jet ski. En un cierto punto la playa, que recorre todo el pueblo, se divide en dos como a propósito para cautivar tanto a quienes gustan de la arena como a los que prefieren extenderse sobre la roca y disfrutar de una piscina natural. El largo malecón se llena de comerciantes que venden en sus tiendas o puestos los pocos artículos que son indispensables para la vida relajada de sol y mar: protectores solares, toallas, sombreros, brazaletes, bikinis, equipo de surf e inmersión. El comercio de este agradable pueblito se ha desarrollado ampliamente,  mejorándose e internacionalizándose para satisfacer a los turistas y a los muchos extranjeros que acaban quedándose en él, sin dejar de ofrecer los productos tradicionales. Junto al comercio se han desarrollado los servicios, casi todos en torno al turismo.

 

Por la noche el pueblo pasa de la serenidad y el espíritu familiar a la animación. En las explanadas y los bares los turistas y residentes cambian los helados y refrescos por cocktails de colores y licores. En las discotecas, la noche promete ser larga. No hay problema: el día siguiente será de vacaciones y en Praia da Luz hay mil maneras de descansar.